Editorial: Pre-Textos
Número de páginas: 165
Precio: 12 €
Sinopsis [de La Casa del Libro]: Cifrados en torno a la idea posmoderna de la muerte como deseo, los
relatos de Devoradores tienen en común, según Luis Mateo Díez, “un
estilo literario muy escueto, casi lacónico para narrar escenas de la
vida cotidiana que sufren un giro y cambian de forma radical, llegando a
ofrecer al lector escenas muy perturbadoras y sugerentes”. El
espejismo de la gran capacidad de elección que el hombre occidental se
otorga ha terminado por nombrar como la más grande de las elecciones,
precisamente, a la que le despoja de todas ellas. No podemos vivir
siempre, pero sí decidir cuándo dejar de estar vivos. Los personajes de
este libro están abocados, de un modo más o menos literal, a habitar la
muerte, ese parnaso al margen de la voluntad y la culpa. La pareja que
intenta lanzar al océano una bolsa con un cuerpo dentro, los voluntarios
de la zona cero de Manhattan rastreándose a sí mismos, o el arquitecto
que trata de encontrar cifras en una sierra para entender el amor que
siente y el asesinato que planea cometer son ejemplos de hombres y
mujeres contemporáneos, cansados y agresivos, en busca de algo imposible
de hallar: el sentido del recorrido cotidiano que trazan hacia su
desaparición.
Libro raro donde los haya. Pero raro hasta decir basta, no os creáis que utilizo el adjetivo a la ligera. Este libro creo recordar que llegó a mí de cuando trabajaba en el periódico y podía llevarme libros gratis. No estoy segura, han pasado ya muchos años, pero si no, no tengo otra explicación. No sé si habría pagado dinero por él, pero no ha sido una lectura del todo desagradable.
La narración es sencilla. A veces en tercera persona del pasado, a veces en presente, siempre con un estilo un tanto intenso, tirando a lírico pero sin llegar a serlo. El estilo de alguien que cuida mucho el lenguaje, pero sin llegar a recargarlo. Los personajes, a los que me cuesta creerme, quizá por la brevedad de los relatos, quizá porque apenas están esbozados, quizá porque, simplemente, las cosas que les ocurren y cómo se enfrentan a ellas me sobrepasan; los personajes, como digo, son personas muy extremas, bien por su carácter o bien por las vivencias que les tocan en desgracia.
Hay dos relatos que me han llegado a gustar. Uno es el del atentado a las Torres Gemelas, y otro es el sexto y último, que nos sitúa en una residencia de ancianos.
Es una lectura intensa, angustiosa en algunas partes, desagradable en otras y dramática casi todo el tiempo. Nos habla de asesinatos, de pérdidas, de vidas que se escapan. No me va a dejar una huella especial en el tiempo, pero tampoco ha sido un horror leerla. Es difícil recomendarla, eso sí, tanto o más que hacer la reseña... Ya veis que ni siquiera he sido capaz de elaborar un resumen propio.
4 comentarios:
Por curiosidad lo intentaré leer, aunque según tu reseña, se intenta hacer todo lo contrario, pasar del libro de relatos.
Un beso.
Pues me parece que no lo voy a intentar, aunque curiosidad por tanta rareza me produce. Quizás cuando tenga menos pendientes le dé una oportunidad.
Besotes!!!
Uff! creo que lo dejo pasar esta vez, pero gracias pro esta reseña.
Estoy de sorteo en mi blog, por si te apuntas. Besos
Carlos: Es un libro muy raro, a mí no me pareció nada recomendable, pero como sobre gustos... Ya contarás.
Margari: Haces bien, con la cantidad de libros buenos que hay esperando... XD
Marilú: No me extraña que lo dejaras pasar, no es nada atrayente...
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