Hasta luego, y gracias por el pescado, Douglas Adams

   A estas alturas de la “trilogía en cinco partes” de Douglas Adams, resulta difícil comentar sin destripar nada, y aportando algo más de lo que ya he dicho en la reseña del primer, segundo y tercer libro. No obstante, lo voy a intentar.

   Douglas Adams tiene un estilo muy peculiar de escribir, en el que incluye datos a veces que no aportan absolutamente nada a la trama ni a la descripción del momento, pero que dan ese toque de peculiar humor que tanto me gusta. Es verdad que a veces resulta difícil de seguir, que he tenido que releer alguna línea, pero en general, es un libro que me ha gustado.

   La historia se centra casi totalmente en Arthur Dent, y, de forma secundaria, en Ford Prefect. Continúa la trama unos años después del final del tercer libro y habrá un personaje nuevo, Fennie, muy interesante.

- Procede de una democracia muy antigua, ¿comprendes?
- ¿Quieres decir que viene de un mundo de lagartos?
- No - dijo Ford, que entonces estaba en un plan algo más racional y coherente que antes, una vez que se le obligó a beber el café-, no es tan sencillo. No es así de simple. En su mundo, la gente es gente. Los dirigentes son lagartos. La gente odia a los lagartos y los lagartos gobiernan a la gente.
-Qué raro - comentó Arthur-, te había entendido que era una democracia.
-Eso dije. Y lo es-aseguró Ford. 

   Realmente, el mejor de los libros que he leído hasta ahora es el primero, y siento que la cosa va perdiendo fuelle a medida que se acerca el final. Sí que tiene unos buenos puntazos, que incluso me han provocado carcajadas, pero la historia, en general, se hace ligeramente más tediosa que al principio.

   Espero que el último libro recupere ese toque fresco que tanto he echado en falta.