Presentación de Número Puk, Coan Gómez

Sótano de Echegaray 21, donde tuvo lugar la presentación

   Como ya os anuncié ayer, asistí a la presentación de la ópera prima de Coan Gómez, Número Puk. Gracias a Goizeder por avisarme, y a los señores de Ediciones Oblicuas por la organización. La presentación tuvo lugar en el local Echegaray 21, que yo no conocía, pero debe ser un sitio de copas, porque no servían café (¡horror y terror!). Nos tomamos algo antes Goizeder (que vino con su novio y una amiga suya), mi hermana y yo. La presentación tenía lugar en la parte inferior del local, que debió ser una antigua bodega o algo similar. Un lugar pequeño, angosto, muy extraño para hacer este tipo de eventos.

   A las 18.55 bajamos, para estar a tiempo, pero casi no hubiera hecho falta, ya que todo empezó con algo más de media hora de retraso. Impacientes, apretados, con una iluminación paupérrima, esperamos hasta que, por fin, empezó el evento.



Coan Gómez



  Alberto Trinidad, director editorial de Ediciones Oblicuas, dio un breve discurso de presentación. Desde mi posición yo no veía nada, pero afortunadamente sí oía. Bastante incómoda, apunté como pude los datos esenciales en mi cuadernito. Alberto nos contó que cuando publican a un autor nuevo se sienten realizados, que siente una gran satisfacción en las presentaciones de esas novelas. Se le notaba sincero, bromeó diciendo que parecía una estrella de rock, ahí de pie con el micrófono. Si estaba de pie o no, yo no lo sé, porque no veía nada.



   Tras unas breves palabras, le dio paso a Coan Gómez, el autor. Empezó hablando un poco extraño, dirigiéndose a nosotros de una forma peculiar: "sé quiénes sois", decía. Me costó un poco captar que estaba leyendo el principio de la novela, porque no veía que estaba leyendo del libro. Debo decir que es un inicio muy bueno, muy sonoro, evocador y muy descriptivo, leído con una voz clara, grave y limpia, poniendo especial cuidado en entonar perfectamente cada palabra.

   Después de leernos el principio de Número Puk, que a mí personalmente me dejó con muchas ganas de leerlo, nos dio brevemente las gracias. Se le notaba sincero y emocionado, quizá sobrepasado por la gente que había ido a la presentación de su novela.

   Y esto fue todo. Ahí se acabó la presentación y empezó la firma de ejemplares (y la venta previa, claro). En aquel lugar angosto y oscuro (aunque habían aumentado un poco la iluminación, tampoco es que fuese generosa), la gente daba empujones para poder moverse, no me pareció el lugar más adecuado para realizar este evento, pero sus razones tendrían.



   Eché de menos unas palabras acerca de la novela: cómo surgió, de qué trata, cómo llegó a ser publicada... Lo que sé al respecto, me lo contó mi hermana, que subió a fumar a la calle y estuvo hablando un rato con Coan. La novela fue ganadora del concurso anual de Ediciones Oblicuas, y era el primer certamen al que se presentaba. Más suerte imposible. Y, más que suerte, talento. Conseguir la publicación con el primer intento, sí que tiene mérito. Una tirada pequeña, de apenas 250 ejemplares, pero que ya quisieran muchos poder publicar con una editorial de respaldo.

Tomando notas en mi cuaderno

   Después de la brevísima presentación, Goizeder, Trescatorce y yo, nos acercamos a hablar con Alberto Trinidad, con el que había cruzado unos e-mails y que tuvo la amabilidad de darme un libro suyo, El arquitecto de atmósferas, para que lo reseñara. No caí en que me lo firmara, pero si surge la ocasión de volver a coincidir con él, se lo pediré sin dudarlo. Me pidió una buena reseña, pero no por ella positiva, y estuvimos comentando que no hace falta que una reseña sea positiva para que alguien quiera leerse un libro, siempre y cuando se mantenga la honestidad y el respeto. Eso es algo que procuro que no falte en Leo, luego existo, y que seguirá siendo así, pase lo que pase.

   Fue Goizeder quien se llevó un ejemplar de Número Puk, que seguro que se lee en nada de tiempo porque es una obra muy breve, de apenas 90 páginas, y nos la prestará tanto a mi hermana como a mí.

   Y no hay más que contar. Una tarde agradable (aunque yo no estaba en mi mejor momento, y creo que se notaba), en buena compañía, y un libro más para leer. La verdad es que me gusta asistir a estos eventos, espero poder ir a más (y seguir tomando notas en mi precioso cuaderno de Victoria Francés). 

   Todas las fotos las tomó mi hermana con su cámara. 

Fe de erratas: Me ha informado el editor, Alberto Trinidad, de que Coan Gómez no ha ganado el premio de la editorial, sino que ha quedado finalista. Desconozco si es porque aún no se saben los galardonados o porque quien ha ganado ha sido otro. Asimismo, aunque lo ha dicho en los comentarios él mismo, el lugar elegido fue así a propósito, para emular la sensación de encierro que ocurre durante la novela. Desde luego, conmigo lo lograron, jeje. Además, sé por mi hermana que Coan no estaba leyendo del libro, sino recitando. Como ya he dicho en la crónica, yo no veía absolutamente nada, estaba en un rincón tomando notas, así que perdón por los errores cometidos. Rectificar es de sabios, dicen...